Los smart contracts o contratos inteligentes, un conjunto de reglas programadas que se definen como documentos digitales, se enfrentan a una serie de retos en el terreno legal y social, según informa Víctor Rodríguez, manager del programa educativo de Ironhack Madrid, escuela de formación para talento digital, y explica cuáles son.
Según informa, el mundo de los smart contracts supone nuevos retos, sobre todo en el terreno legal. «Uno de los principales problemas es que en la sociedad conviven diferentes realidades jurídicas que dependen de cada país, por lo que habría que tener en cuenta tanto la legislación internacional como la sectorial», explica.
Además, señala que a esto hay que sumarle «la falta de un mediador entre las partes, la adaptación del lenguaje legal al informático y los avances pendientes para que exista una validez jurídica».
Este experto en tecnología destaca que actualmente, los ‘Smart Contracts’ no tienen una regulación legal concreta en el ordenamiento jurídico español porque es algo relativamente nuevo.
«Por el momento, debe tener los requisitos del artículo 1261 del Código Civil para su formalización legal, pero pronto será necesario otorgarles una regulación propia, ya que los contratos inteligentes irán adquiriendo mayor reputación y notoriedad por la capacidad de perfeccionar los ecosistemas comerciales”, afirma Víctor Rodríguez.
En cuanto al reto social, afirma que todavía está lejos la adopción de estos contratos de manera masiva en la sociedad de consumo, más allá de los impedimentos legales, por el propio rechazo de la sociedad a los mismos.
«Existe todavía mucho desconocimiento de las tecnologías en las que se basan, el ‘Blockchain‘ y las criptomonedas, y ese es el primer escollo al que se enfrentan. El segundo es, una vez comprendida la tecnología, la aceptación social de la misma, cosa que puede durar años, puesto que a día de hoy todavía hay personas con rechazo a llevar una tarjeta de crédito en el móvil o que sienten reparos de cara a la compra ‘online’», argumenta.
Preguntado por las principales ventajas de este tipo de contrato, señala que su adaptabilidad y flexibilidad son sus grandes bazas.
Se estima que el mercado global de contratos inteligentes supere los 265 millones de euros a finales de 2023
El inicio de las transacciones se basaba en el trueque y los contratos eran de palabra, en el siglo VII a.C nació la primera moneda, en 1958 American Express lanzó su primera tarjeta de crédito, lo que supuso una cierta intangibilidad del dinero, y el desarrollo y crecimiento digital han permitido dar un paso más allá hasta llegar a las criptomonedas.
Las divisas digitales se basan en la tecnología blockchain, misma tecnología utilizada
en los contratos inteligentes: un registro digital distribuido que almacena datos de cualquier tipo y está repartido entre miles de dispositivos que guardan la información en forma de bloques de manera ordenada formando una cadena.
Cada vez que se añade nueva información, esta cadena se actualiza en todos y cada uno de los dispositivos que la tienen almacenada.
El ecosistema ‘Blockchain’ está evolucionando rápidamente e Ironhack ha hecho un análisis sobre el proceso que posibilita estas transacciones digitales, cuyas conclusiones ha presentado hoy.
La aplicación más notoria de esta tecnología es el bitcoin, pero Ironhack destaca que la tecnología blockchain ha demostrado tener utilidad más allá de las criptomonedas por su eficiencia en numerosas aplicaciones, como el tratamiento de datos o la transparencia que ofrece en los apartados legal y financiero para la validación de transacciones».
Al igual que cambian los modos de intercambio, también lo hacen las formas de cerrar acuerdos y aquí es donde entran en juego los smart contracts, que recoge las mismas condiciones que podrían darse en un contrato tradicional, pero, según señala Ironhack, «evitan las dificultades para interpretarse, no da lugar a errores y se basa en ‘scripts’ (un pequeño código informático, lo que permite cerrar tratos de manera más segura, rápida, económica y eficiente sin necesidad de contar con un intermediario».
Este nuevo modelo de acuerdo es una de las principales aplicaciones de negocios para las tecnologías DLT -tecnologías de registro distribuido, Distributed Ledger Technology en inglés- y, según indica Víctor Rodríguez, «se estima que el mercado global de contratos inteligentes supere los 265 millones de euros a finales de 2023 con un 32% de CAGR (tasa de crecimiento anual compuesto) durante el período previsto de 2017 a 2023, de acuerdo con Data Library Reserch«.
Este tipo de contrato se ejecuta en una plataforma descentralizada, como puede ser Ethereum, que, según señala Ironhack, «en los últimos 12 meses, alcanzó una cifra superior a 10 millones de contratos inteligentes implementados».
«Las cifras son muy altas, pese a que este valor no refleja el número real de ‘Smart Contracts’ que han sido aplicados en ese periodo, puesto que existen numerosas blockchains, algunas incluso operando en régimen privado», explica.
Fuente: confilegal.com